placeres desconocidos

Las canciones son canciones pero un beso sigue siendo un beso. De momento me he decidido a bailarla antes que pararme a mirar otra maquiavélica cartografía femenina. Y es que tengo dos formas de actuar y posiblemente ambas sean incorrectas. ¿Conoces el punto muerto? Es el punto donde más esperanza se alcanza y, consecuentemente, cuanto más esperas más muerto te sientes la savia adentro tuya. Si hay algo más inútil que el vacío es esto. No he sabido cómo llamarlo… pero me jode que cada vez lo llamen más por tu nombre. No es posible olvidar deprisa, no lo es… porque he tenido paciencia para saborear momentos de algodón almohadillando nuestros enseres mimándose en carpe diem de manera atemporal, que ahora va contra mis principios no poder articular ni una lágrima que deshaga con lentitud los restos que aún quedan en la superficie del (por momentos) estéril recuerdo. Ha llegado el dolor tan profundo que el odio se abre paso hacia la superficie como petróleo: a chorro, a manchas… salpicando a los demás. Seguramente molesta, pero es lo que hay. El negro es mi color alegre.

Kuniko.be (Flickr) licensed by CC BY-NC 2.0